lunes, 12 de julio de 2010

MAÑANA

Que mañana los partidos políticos muestren la misma unidad que la selección. Que mañana se respire en la calle la misma calma eufórica que hoy. Que mañana la gente siga sintiendo pertenencia a un país que no tiene una historia bonita, que no ha tenido casi nunca dirigentes brillantes. Que mañana, como en la canción, seamos de nuevo un imperio, me sobra con que la lengua española sea conocida. Que mañana los periodistas se alejen del poder, que el beso que ayer vimos y que nos encanta no se lo vuelvan a dar los ganadores a quién es periodista, porque eso no sería informar, hoy ha sido en fútbol y a todos nos ha enternecido, pero mañana puede ser tras unas elecciones y no tendría ni puta gracia. Que mañana esa selección siga ganando, o eso da igual, que siga jugando bien, que no den patadas, que sean sinceros. Que mañana se casen los del beso de ayer. Que mañana sigan llorando delante de las cámaras. Que mañana no los presionen, no los obliguen a brillar para siempre, porque ya nos han dado una alegría que a este país le faltaba, cosa que no hace la gente a la que votamos.

Yo, que no me gusta el fútbol, pido que mañana la gente siga contenta por lo que ha ocurrido anoche, que por ósmosis todo se pega. Pido que mañana Shakira siga cantando.

Que mañana no nos olvidemos de África. Por favor.

miércoles, 7 de julio de 2010

Lo raro

Dice una canción poco conocida, de un grupo poco conocido que escucha gente que no es ni conocida ni deja de serlo que “todos los raros fuimos al concierto”
Pues al concierto no lo sé, pero después de que media España inunde el metro (ahora que hay) unos cuantos raros saldremos hoy de casa cuando el sol no caliente y nos meteremos en el cine (por ejemplo) a ver cualquier cosa. Y es que uno, tan grave como yo, tan raro como yo, está dispuesto a ver incluso las andanzas de Sarah Jessica Parker en el desierto con tal de estar en un sitio donde no se oigan los atroces gritos de aquellos que esta tarde verán cómo nuestro Estado (antes España, ahora una selección) se juega la posición internacional y recupera el orgullo herido del Siglo de Oro.
Algo he de reconocerles, aunque si bien no saben lo que han causado el sábado pasado en Madrid. Por primera vez vi una manifestación en las que la bandera de nuestro país, perdón, de nuestra selección, desfilaba al lado de las de la República, de las banderas multicolor, de las multicolor en negativo e incluso las de las autonomías. Y no había ni rencores ni malas miradas, solo gritos unánimes con la parada de Casillas y con la victoria que obtuvieron. Parece que nuestro gobierno de coalición de los distintos equipos ha conseguido lo que no consiguen los líderes de aquel Estado que todavía éramos cuando perdimos el primer partido.
En ese momento incluso fui fan de John Boy, el problema es que la selección no es el gran telépata de Dublín.