Si el dinero público...
La ignorancia
es cuestión tiempo. De tiempo pasado, de no habérselo dedicado de forma
suficiente al tema del que se está dispuesto a opinar para dar verdades
tajantes y dogmas inatacables. De esto me he dado cuenta en uno de esos alardes
en los que te empieza a sobrar el tiempo, haces zapping y como todos los
caminos acaban en Roma o lo que es lo mismo, en Intereconomía, recabas en una
rubia monísima y en un cincuentón guasón que hablan de la versión española
de Blancanieves. Opinaban entre
histrionismos que intentar llevar a los Óscar como película de habla no inglesa
a una película que era catalana era maravilloso para el idioma catalán. Tras
esta muestra de humor han hecho la verdadera revisitación del clásico tomando unas
imágenes de la Blancanieves de Disney y cambiándole el doblaje, en esta última
versión del cuento recopilado por los Grimm Blancanieves castigaba a mudito por
no hablar catalán.
Una sensación parecida me ha
dejado la imagen (ahora en televisión española) del nuevo tren de alta
velocidad que conecta España con Francia. Tres horas tarda y en él han viajado
cuatro figuras del panorama español actual. Dos han sido elegidos para sus
cargos gracias a nuestro sistema constitucional: el Presidente del Gobierno y
el President de la Generalitat Catalana. De las otras dos figuras una ha sido
elegida indirectamente por el llano, se trata de una médico que también ha sido
reversionada (con esa facilidad que tienen los Ministros para cambiar de
especialidad) y que ahora es fomentóloga, el otro está ahí por gracia divina:
el Príncipe, ese protector de la evasión fiscal en Panamá. De estas dos
personas allí sentadas parece que no tenemos derecho a decir nada, no las hemos
elegido para sus puestos
Si el dinero público se destinara
a lo que se tiene que destinar en ese tren no se hubiera invertido lo
suficiente como para que tardara tres horas. A lo mejor tardaba seis. Si el
dinero público se destinara a lo que se tiene que destinar a lo mejor a Rajoy y
a Mas, como a dos niños pequeños enfadados y condenados a hacer las paces, no
les hubiera quedado más remedio que sacar los problemas encima de la mesa e
intentar solucionarlos, deben ser necesarias seis horas, ya que en tres no han
podido demostrar ni el más mínimo interés en ejercer su trabajo, que no es otra
cosa que solucionar problemas. Si el dinero público se destinara a lo que se
tiene que destinar, en ese tren de seis horas los protagonistas de mi visionado
de intereconomía a lo mejor hubieran visto esa versión de Blancanieves en sus portátiles, se
hubieran dado cuenta de que la película no es catalana, que acaso es vasca y que
realmente parece andaluza. Se hubieran dado cuenta de que defiende del mundo
taurino al menos la estética, como el propio logo de su cadena, y de que el
cine mudo aunque no tenga idioma tiene habla.
Si el dinero público se hubiera destinado a lo que se
hubiera tenido que destinar ni la ignorancia ni la incompetencia correrían a
alta velocidad, no en nuestras pantallas pero tampoco en nuestros territorios.
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