miércoles, 9 de enero de 2013

Si el dinero público...


La ignorancia es cuestión tiempo. De tiempo pasado, de no habérselo dedicado de forma suficiente al tema del que se está dispuesto a opinar para dar verdades tajantes y dogmas inatacables. De esto me he dado cuenta en uno de esos alardes en los que te empieza a sobrar el tiempo, haces zapping y como todos los caminos acaban en Roma o lo que es lo mismo, en Intereconomía, recabas en una rubia monísima y en un cincuentón guasón que hablan de la versión española de  Blancanieves. Opinaban entre histrionismos que intentar llevar a los Óscar como película de habla no inglesa a una película que era catalana era maravilloso para el idioma catalán. Tras esta muestra de humor han hecho la verdadera revisitación del clásico tomando unas imágenes de la Blancanieves de Disney y cambiándole el doblaje, en esta última versión del cuento recopilado por los Grimm Blancanieves castigaba a mudito por no hablar catalán.
Una sensación parecida me ha dejado la imagen (ahora en televisión española) del nuevo tren de alta velocidad que conecta España con Francia. Tres horas tarda y en él han viajado cuatro figuras del panorama español actual. Dos han sido elegidos para sus cargos gracias a nuestro sistema constitucional: el Presidente del Gobierno y el President de la Generalitat Catalana. De las otras dos figuras una ha sido elegida indirectamente por el llano, se trata de una médico que también ha sido reversionada (con esa facilidad que tienen los Ministros para cambiar de especialidad) y que ahora es fomentóloga, el otro está ahí por gracia divina: el Príncipe, ese protector de la evasión fiscal en Panamá. De estas dos personas allí sentadas parece que no tenemos derecho a decir nada, no las hemos elegido para sus puestos
Si el dinero público se destinara a lo que se tiene que destinar en ese tren no se hubiera invertido lo suficiente como para que tardara tres horas. A lo mejor tardaba seis. Si el dinero público se destinara a lo que se tiene que destinar a lo mejor a Rajoy y a Mas, como a dos niños pequeños enfadados y condenados a hacer las paces, no les hubiera quedado más remedio que sacar los problemas encima de la mesa e intentar solucionarlos, deben ser necesarias seis horas, ya que en tres no han podido demostrar ni el más mínimo interés en ejercer su trabajo, que no es otra cosa que solucionar problemas. Si el dinero público se destinara a lo que se tiene que destinar, en ese tren de seis horas los protagonistas de mi visionado de intereconomía a lo mejor hubieran visto esa versión de  Blancanieves en sus portátiles, se hubieran dado cuenta de que la película no es catalana, que acaso es vasca y que realmente parece andaluza. Se hubieran dado cuenta de que defiende del mundo taurino al menos la estética, como el propio logo de su cadena, y de que el cine mudo aunque no tenga idioma tiene habla.
Si el dinero público se hubiera destinado a lo que se hubiera tenido que destinar ni la ignorancia ni la incompetencia correrían a alta velocidad, no  en nuestras pantallas pero tampoco en nuestros territorios.

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