domingo, 8 de agosto de 2010

Una sola cosa

Titular de Telecinco para la visita de Michelle Obama a Marbella: “El salero de Michelle”. Gran titular, para una gran cadena, con unos grandes principios filosóficos y unos grandes lingüistas entre sus filas.
Hace poco escribió un artículo Elvira Lindo titulado “Gordos y Sanos” en el que habla sobre aquella película que Berlanga rodó en 1952: “Bienvenido Mr Marshall”, en él comentaba que esa España no es la misma que hoy en día. Eso pensaba yo cuando leí el artículo, pero tras ver el castizo titular de la cadena de Berlusconi se me viene a la cabeza la letra del pasodoble de la famosa película : “Los yankis han venido, olé salero, con mil regalos” y pienso que estaremos más avanzados, pero que en el fondo a algunos les encanta que les corten con el mismo patrón que hace cincuenta años. En Villar del Río, el ficticio pueblo de la película, el alcalde ordena que todos los vecinos se vistan con trajes típicos andaluces (sombreros cordobeses, de cartón, y peineta) porque esa es la imagen internacional de España. Yo lo siento, pero como castellano me da un poco de reparo porque yo en la vida me he puesto ese sombrero, ni he ido a los toros, ni he cantado sevillanas. A mi me gustaría que los extranjeros pensaran tanto en la peineta como en los arados de la planísima meseta, que por cierto es más de la mitad de España, igual que yo pienso en los rascacielos de Nueva York, los granjeros texanos y los surferos californianos.
Y me da miedo que haya alguien que documente a Michelle Obama de la historia reciente de Marbella, con sus alcaldes corruptos, sus tonadilleras corruptas y demás fauna. Me da miedo porque que nos corten con el rasero de la peineta pues mal, pero que lo corten por el de la corrupción me da verdadero vértigo. Puede que la haya, pero no se les ve tanto el plumero, no son tan tontos en todos los lugares de este país.
Realmente hay algo en lo que sí hemos cambiado: ahora ya no nos ponen en fila para pedir una sola cosa al presidente de los Estados Unidos. Ya no pediremos trajes de franela, ni una pareja de bueyes, ni soñaremos con que los Reyes (Magos) tiren un tractor desde el cielo. Nos conformaremos con que cuando se vaya Michelle –oye, encantados con ella, pero cuando se vaya, lo a gusto que nos vamos a quedar-llueva, como en la película. El agua de los vecinos de Villar del Río sería como el simple trabajo que falta hoy. Esa cosa pido, sin más. Más que nada, porque, como en la última toma de la película, las banderas de Estados Unidos, hoy, están para arrastrarse por la acequia, como las de medio mundo.
Pero mientras Mrs Obama siga aquí: “Americanos/ vienen a España gordos y sanos/ viva el tronío/ de ese gran pueblo con poderío”

domingo, 1 de agosto de 2010

Estado Alfa

El uno de agosto, casi más que ninguna otra fecha, marca el comienzo de las vacaciones de verano de verdad, de las de aquellos que solo tienen un mes para descansar de sí mismos. Algunos en esta fecha nos acordamos más de que tal día como hoy, hace diez años, murió Carmen Martín Gaite, que nos dejó para siempre su Caperucita en Manhattan, inmortal como Madame Bartholdy.
Este uno de agosto, más que nunca, el calor aprieta y mucho se habla en los informativos del insomnio acechante cual mosca cojonera tras las altas temperaturas. Pero no nos olvidemos, aunque ahora mismo la derecha sea la izquierda hay una costumbre española que nunca podrán prohibir, ni en Cataluña ni en el resto de nuestra tierra patria. La siesta está aquí para salvarnos de ese calor insomne de madrugada y para devolvernos tiempo de sueño a esa hora en la que uno se pone Telecinco para dejar su cuerpo y su cara en ese estado Alfa en el que flojea el pensamiento y emitimos un característico fonema jjjjjjjjj. Ahí, ahí, con la babilla escurriendo por la mandíbula inferior.
Estos días servidor piensa en combatir el insomnio yendo a las verbenas de los pueblos, que son las genéticamente predispuestas para ser las mejores (Arzalluz tendrá algún librito sobre el tema, seguro). Este año la novedad en dichas verbenas es que cuando cantan la celebérrima “Orgulloso de estar entre el proletariado” ponen imágenes de Rajoy y Cospedal detrás, algo maravilloso. Y eso que no solo nosotros tenemos vacaciones, también ellos, la clase política, podrán tomarse un refresco en este caluroso agosto, que como todos, no tiene sesiones parlamentarias, Mariano se ha ido, de hecho, a la semana del albariño sin el cinturón de seguridad puesto, en un intento por acercarse a los trabajadores.
Pues eso, que a ver si bien el Apostol Santiago (otro que con esto del Jacobeo, está haciendo el agosto) como bien le pidió Su Majestad el otro día, o bien la siestecilla estival ilumina a la izquierda que baja sueldos y a la derecha del pico y la pala para que en septiembre vuelvan en sus cabales.
Ea, ahora sí, mandíbula en estado Alfa y… jjjjjjjjjjj.

lunes, 12 de julio de 2010

MAÑANA

Que mañana los partidos políticos muestren la misma unidad que la selección. Que mañana se respire en la calle la misma calma eufórica que hoy. Que mañana la gente siga sintiendo pertenencia a un país que no tiene una historia bonita, que no ha tenido casi nunca dirigentes brillantes. Que mañana, como en la canción, seamos de nuevo un imperio, me sobra con que la lengua española sea conocida. Que mañana los periodistas se alejen del poder, que el beso que ayer vimos y que nos encanta no se lo vuelvan a dar los ganadores a quién es periodista, porque eso no sería informar, hoy ha sido en fútbol y a todos nos ha enternecido, pero mañana puede ser tras unas elecciones y no tendría ni puta gracia. Que mañana esa selección siga ganando, o eso da igual, que siga jugando bien, que no den patadas, que sean sinceros. Que mañana se casen los del beso de ayer. Que mañana sigan llorando delante de las cámaras. Que mañana no los presionen, no los obliguen a brillar para siempre, porque ya nos han dado una alegría que a este país le faltaba, cosa que no hace la gente a la que votamos.

Yo, que no me gusta el fútbol, pido que mañana la gente siga contenta por lo que ha ocurrido anoche, que por ósmosis todo se pega. Pido que mañana Shakira siga cantando.

Que mañana no nos olvidemos de África. Por favor.

miércoles, 7 de julio de 2010

Lo raro

Dice una canción poco conocida, de un grupo poco conocido que escucha gente que no es ni conocida ni deja de serlo que “todos los raros fuimos al concierto”
Pues al concierto no lo sé, pero después de que media España inunde el metro (ahora que hay) unos cuantos raros saldremos hoy de casa cuando el sol no caliente y nos meteremos en el cine (por ejemplo) a ver cualquier cosa. Y es que uno, tan grave como yo, tan raro como yo, está dispuesto a ver incluso las andanzas de Sarah Jessica Parker en el desierto con tal de estar en un sitio donde no se oigan los atroces gritos de aquellos que esta tarde verán cómo nuestro Estado (antes España, ahora una selección) se juega la posición internacional y recupera el orgullo herido del Siglo de Oro.
Algo he de reconocerles, aunque si bien no saben lo que han causado el sábado pasado en Madrid. Por primera vez vi una manifestación en las que la bandera de nuestro país, perdón, de nuestra selección, desfilaba al lado de las de la República, de las banderas multicolor, de las multicolor en negativo e incluso las de las autonomías. Y no había ni rencores ni malas miradas, solo gritos unánimes con la parada de Casillas y con la victoria que obtuvieron. Parece que nuestro gobierno de coalición de los distintos equipos ha conseguido lo que no consiguen los líderes de aquel Estado que todavía éramos cuando perdimos el primer partido.
En ese momento incluso fui fan de John Boy, el problema es que la selección no es el gran telépata de Dublín.

martes, 29 de junio de 2010

El recreo

La gente, y lo que es peor, las personas, cada vez se sienten más colapsadas tras las diversas teorías que desde hace más de dos años nos vienen hablando sobre cómo salir de esta situación económica.

Primero fue Zapatero con su intento de llamarlo “recesión” y no crisis. Solo algunos se dieron cuenta de que la recesión solo es un proceso que lleva a la crisis, por leve o fuerte que ésta sea. Más tarde llegó la victoria demócrata de Obama, no había que bajar el listón, fomentándose así las obras públicas para dar trabajo. Por el otro lado, Joe el fontanero debió alegrarse poniendo tuberías en los nuevos hospitales estadounidenses, panacea del Estado de Bienestar.

Ahora, tras hacernos arreglar entre todos lo que solo estropeó la corrupción política y la avaricia bancaria damos la vuelta a la tortilla. Madrid suspende casi todas sus obras, el AVE no llega (pero, por favor, a mi ciudad natal sí), Obama aplaude la decisión socialista de bajar sueldos y hacer recortes, la crisis recupera su nombre habitual. Lo último, lo que ha acabado por colapsar las tuberías de la razón es que la banca rechaza el impuesto que las principales potencias pretenden crear para ella. Se le ha preguntado si quería pagar, igual que se le podría preguntar al chulito de la clase si quiere que le castiguen.

Ahora, este chulito, ha acercado el termómetro a la bombilla y no será castigado por ponerse malo. El resto de la clase, con trancazos sinceros y bastante importantes no son preguntados y se quedan sin recreo una vez más.

martes, 15 de junio de 2010

Perder la cabeza

Hay varias formas de perder la cabeza. La perdió en su día aquel que escribiera aquella canción infantil en la que por el mar corría la libre y por el monte las sardinas, tralará. La perdió Dalí cuando se engominaba el bigote hacia arriba, la perdió Hitler (aun más) cuando en sus últimos días ordenaba movimientos de tropas que ya no existían… la perdió Bernarda Alba y la supo mantener su madre. También hay formas inmensamente más tristes que algunas de las aquí arriba descritas.
Hubo una vez un país lejano y que por aquel entonces se teñía de maravilla, donde habitaban millones de hombres y mujeres que llevaban cuarenta años sin vida libre y gobernados por un hombre bajito, con bigote y con las manos y las espaldas teñidas de un curioso color rojo. Cuando el enano murió llegó al poder otro señor con corona, y uno más moreno, alto , y proveniente de la ciudad de las murallas. Como en el famoso poema, este hombre abrió las murallas, luego puso el barco sobre la mar y al caballo en la montaña, y cuando limpió el país de escombros le hicieron la cama y le mandaron a casita.
Este hombre ha perdido la cabeza muchos años después de eso. Y no se acuerda. No se acuerda del país que construyó, del país que, más que levantar, hizo. Y no es posible que lo recuerde. Si en algún momento, por alguna fatalidad profética del destino, levantara la cabeza se asustaría y pensaría que todo lo que ocurre hoy en aquel país que él tiñó de maravilla es un mal sueño. Menos mal que el bendito alzheimer no lo permitiría. Abriría los ojos y vería por el monte a la sardina y por el mar a la liebre. Y a Cospedal diciendo que su partido es el de los trabajadores, tralará.

miércoles, 26 de mayo de 2010

La piscina de bolas (II)

Llevo un rato dándole vueltas para encontrar un magistral principio a este artículo: pero no lo encuentro. Quizá debería grabarme gritando, colgarlo en goear y dejar aquí el enlace para que lo oigan los que leen este blog, con las ganas me quedo. Pero no lo haré, y no lo haré porque no me pondré a la altura de ese partido político. No lo haré porque hace muchos años que me enseñaron a no gritar y a decir las cosas educadamente.

En Polonia, hace unos días, tras la muerte del presidente, hubo una sesión parlamentaria en la que volaron por el parlamento objetos arrojadizos que bien podrían considerarse un juego infantil, pero que no lo eran porque estaban en una sede que representa la democracia. Yo pensé “qué críos, y esto, lo peor, es que ocurre en Europa, aquí al lado”

Parece que en España hacía muchos años que no jugábamos a estas cosas, más o menos desde mediados de los setenta, cuando se cantaba aquello de “Mi querida España, esta España mía, esta España nuestra, pueblo de palabra y de piel amarga” Y amarga es como le queda a uno la boca cuando ve los titulares de mañana en el periódico, consecuentes de una bendita (no es irónico) votación en el Parlamento que debería evitar la congelación de las pensiones. Sí, de esas pensiones que el gobierno de Aznar subió 107 euros de media en ocho años y que Zapatero ha subido 240 en solo seis, y eso que con Aznar, nos debía ir de forma genuina en economía. Entre gritos y pitos uno piensa que está en el mundo de Alicia, donde la izquierda quiere congelar las pensiones, donde la derecha olvida su pasado y las quiere descongelar y donde sale corriendo detrás del gobierno gritando “la sentencia primero, luego en juicio” como es el caso de Garzón, juzgado por la Reina de Corazones.

Y no, no me subiré a internet gritando porque soy bastante más correcto que lo que ha ocurrido en el Senado esta tarde, y hace mucho tiempo que comprendí que las piscinas de bolas quedan en los parques infantiles donde ellos se tiran objetos arrojadizos blandos e indoloros. Parece ser que al Partido Popular les ha dado por rememorar su infancia y ante la falta de espacios adecuados se han llevado las bolas al Senado.

Mi querida España…